No me des palabras tristes, ni duras, no quiero palabras que duelan, porque no es cierto que se las lleve el viento… aunque retires tus dardo-palabras, me dejan cicatrices.
Dame la palabra que quieras, que sea solo tuya, envuélvela en celofán, dámela de regalo puede ser «felicidad», «equilibrio», «fantasía» o «chocolate».
Admito que me gustan más las palabras de cuatro sílabas.
Dame la que quieras, una que tengas muy escondida o que se encuentre en la punta de tu lengua, pon tu palabra en mi boca déjame saborearla, pegarla a mi paladar sentir que es mía porque tú me la has dado y que ha sido elegida entre millones de palabras y lenguas para mi con toda su magia contenida.
Elige solo una decórala con tu voz matízala con tu acento deslízala por mi oído y entiérrala en mi corazón.