Pués bien, la neurobióloga Mara Dierssen, investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, ha explicado a Efe que, ante determinados sentimientos, en los casos de amor romántico o maternal, se activan las mismas regiones del cerebro.
Lo más curioso del caso, sin embargo, es que, paralelamente a esta estimulación que se produce en las mismas regiones cerebrales, en ambos tipos de amor se «desactiva» la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas.
Para ella el amor es «Una adicción química entre dos personas». ¿Suena poco romántico, eh?
A la chica de este vídeo el amor le ha vuelto tonta, tontísima… pero es tan tierno…