Uuumm…
Al principio están las castañas verdes, erizadas de púas. Un viento débil mueve las hojas amarillas del árbol, al otro lado de la ventana frente a la cual estoy de pie, a una hora cualquiera, un día cualquiera. Diciembre se precipita hacia Enero.
En mi ensimismamiento pienso, ilusa, que si aguzase el oído podría oír el ruido que hace Diciembre precipitándose hacia Enero (el ruido que hacen los días, mi vida, tan intensamente presente, precipitándose, ruidosamente hacia el futuro). Pero soy una mujer rara y complicada, padezco de inflamación de metáforas: metaforitis. Y eso andará cerca del oido…. ¿No?. Pues las castañas no son lo más raro que hay por ahí…
En mi ensimismamiento pienso, ilusa, que si aguzase el oído podría oír el ruido que hace Diciembre precipitándose hacia Enero (el ruido que hacen los días, mi vida, tan intensamente presente, precipitándose, ruidosamente hacia el futuro). Pero soy una mujer rara y complicada, padezco de inflamación de metáforas: metaforitis. Y eso andará cerca del oido…. ¿No?. Pues las castañas no son lo más raro que hay por ahí…
Se ha resuelto un misterio, y como cada vez que eso ocurre, yo me alegro tanto que doy saltos de alegría. Esa extraña flor de más de un metro que puede pesar más de siete kilos y huele tan mal. No es ninguna metáfora, solo una horripilanta flor parásita que desprende calor pestilente para atraer insectos que la polinicen.
Con un análisis genético han averiguado su misterioso linaje, la rafflesia pertenece a la familia de la euforbiáceas, una familia de diminutas florecillas… (ella será la oveja negra de la familia).
Con un análisis genético han averiguado su misterioso linaje, la rafflesia pertenece a la familia de la euforbiáceas, una familia de diminutas florecillas… (ella será la oveja negra de la familia).