En las inmediaciones de la localidad húngara de Hortobagy, una pareja de cigüeñas con las alas rotas han nidificado en el suelo, y allí cuidan de sus crías protegidas por las plantas acuáticas en las inmediaciones de una charca. Incapaces de volar, pese a los desvelos de los veterinarios que han operado sin éxito a ambos ejemplares, la pareja ha decidido «contra natura» plantar su nido no en lo alto de un campanario, o en la copa frondosa de una encina, sino en el mismo suelo, donde las dificultades para sacar adelante a su prole se multiplican. Una de las cigüeñas permanece siempre alerta, junto a sus pollos, en tareas de centinela. La supervivencia depende de la capacidad de adaptación. Es por lo que confío en la supervivencia del planeta, se adapta a los cambios, lo ha hecho siempre.