¿Estamos aquí por el níquel?

En un reportaje de El País leo que un estudio publicado en ‘Nature‘ sugiere que este metal fue clave en el desarrollo de formas de vida avanzadas… No se qué pensar, tengo alergia, a todo lo que tenga níquel en su composición, no lo soporto y me lleno de sarpullido y mucho picor. ¿Será consecuencia de miles de años de evolución? Por suerte los niveles de níquel en el mar no me afectan, entonces era 400 veces más abundante que hoy.

Unos microorganismos productores de metano, conocidos como metanógenos, cuyos procesos metabólicos dependen de unas enzimas basadas en el níquel, crecían en esos océanos primordiales, estos evitaron la formación de la cantidad de oxígeno necesaria para causar una reacción con el metano y producir dióxido de carbono y agua. Una caída en la concentración de níquel habría conducido a una hambruna para los metanógenos. Algas y otros organismos que liberan oxígeno en la fotosíntesis utilizan enzimas diferentes, así que se habrían visto menos afectadas por la falta de níquel. Como resultado, los niveles de metano en la atmósfera habrían caído y las condiciones para el aumento de oxígeno habrían sido posibles.

Pero, ¿qué causó la caída en el níquel? Los investigadores apuntan a cambios geológicos que ocurrieron en ese periodo, relacionadas con las lavas del lecho oceánico. No se…, igual fue porque desarrollaron alergia al níquel.

Receta breve para crear vida: Hervir agua. Agitarla en sulfuros de hierro y níquel. Burbujear gas de monóxido de carbono y sulfuro de hidrógeno. Esperar a que se formen los péptidos.

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